LA VERDAD, VISTA POR UN PERIODISTA DEL DIARIO THE GUARDIAN:
Mark Weisbrot, para el periódico inglés The Guardian
Mark Weisbrot | |
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Weisbrot in 2017
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Born | Mark Alan Weisbrot Chicago, Illinois U.S. |
Nationality | American |
Institution | Center for Economic and Policy Research |
Alma mater | University of Michigan |
Information at IDEAS / RePEc |
Caracas, 21 Mar. AVN.- Publicamos el artículo integro, escrito por el economista estadounidense Mark Weisbrot, para el periódico inglés The Guardian, este jueves, donde describe la situación vivida en Venezuela, que contrasta abiertamente con su propia percepción previa, resultado de su exposición a piezas informativas de medios de comunicación de habla inglesa.
En el texto denuncia la falsedad de la información del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien ha dicho que el gobierno venezolano lleva adelante una supuesta “campaña de terror” en contra de la población, aún cuando la realidad demuestra que esta campaña es realizada por sectores de la ultraderecha radical de la oposición con apoyo de Estados Unidos.
La verdad sobre Venezuela: Una revuelta de ricos, no una “campaña de terror”
Las imágenes forjan la realidad, lo que da a la televisión, los videos y hasta a las fotografías un poder con el que pueden cavar profundo en la mente de las personas, incluso sin que ellas se den cuenta. Pensé que también yo era inmune a los repetitivos retratos de Venezuela como Estado fallido en medio de una rebelión popular. Pero no estaba preparado para lo que vi en Caracas este mes: qué poco de la vida cotidiana parecía estar afectado por las protestas, la normalidad que reina en la gran mayoría de la ciudad. También yo había sido engañado por la imaginería mediática.
Grandes medios han reportado que los pobres en Venezuela no se han unido a las protestas de la oposición de derecha, pero esto es un eufemismo: no es solamente que los pobres se abstienen – en Caracas, son casi todos excepto pocas áreas como Altamira, donde pequeños grupos de manifestantes se meten en batallas nocturnas con las fuerzas de seguridad, lanzan piedras y bombas incendiarias y corren del gas lacrimógeno.
Caminando desde el barrio de clase trabajadora Sabana Grande hasta el centro de la ciudad, no hay señales de que Venezuela esté al borde de una “crisis” que requiera la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), a pesar de lo que John Kerry diga. El Metro también trabajaba muy bien, aunque no pude bajarme en la estación Altamira, donde los rebeldes habían puesto su base de operaciones hasta que los sacaron esta semana.

Viajar ayuda a verificar la realidad un poco más, por supuesto, y yo visité Caracas principalmente para obtener información en el área económica. Pero vine escéptico respecto al cuento, reportado a diario en los medios, de que el desabastecimiento de productos básicos era la razón para las protestas. La gente a la que la escasez le crea más molestias es, por supuesto, los pobres y las clases trabajadoras. Pero los habitantes de Los Palos Grandes y Altamira, donde vi verdaderas protestas, tienen sirvientes que hacen cola para lo que necesitan y tienen el ingreso y el espacio para acumular algo de existencias.

La naturaleza de clase de esta lucha siempre ha sido cruda e irrefutable, ahora más que nunca. Caminando entre las masas que fueron a las ceremonias por el aniversario de la muerte de Chávez, el 5 de marzo, se veía un mar de venezolanos de la clase trabajadora, decenas de miles de ellos. No había ropas caras o zapatos de $ 300. Qué contraste con las masas descontentas de Los Palos Grandes, que tenían camionetas todoterreno Grand Cherokee de $ 40.000 portando el eslogan del momento: SOS VENEZUELA.
En lo que se refiere a Venezuela, John Kerry sabe de que lado de la guerra de clases está. La semana pasada, justo cuando me iba, el Secretario de Estado de Estados Unidos duplicó su descarga de retórica contra el gobierno, acusando al presidente Nicolás Maduro de fomentar una “campaña de terror contra su propio pueblo”. Kerry también amenazó con invocar la Carta Democrática Interamericana de la OEA contra Venezuela, así como de aplicar sanciones.

El artículo 21 de la Carta Democrática de la OEA aplica ante la “interrupción inconstitucional del orden democrático de un Estado miembro” (como el golpe militar de 2009 en Honduras, al cual Washington ayudó a legitimar, o el golpe militar de 2002 en Venezuela, que tuvo aún más colaboración del gobierno estadounidense). Debido a este voto reciente, la OEA podría invocar la Carta Democrática más en contra del gobierno de Estados Unidos, por las muertes que causan sus drones a ciudadanos estadounidenses sin juicio, de lo que podría hacerlo contra Venezuela.

la violencia de los mismos protestantes).


Al mismo tiempo, es difícil encontrar una denuncia seria sobre la violencia opositora entre los más importantes líderes de la oposición. Según datos de encuestas, las protestas son rechazadas en gran medida en Venezuela, aunque se ven mejor afuera cuando son promovidas como “protestas pacíficas” por gente como Kerry. Las encuestas también sugieren que la mayoría de los venezolanos ven estos disturbios como lo que son: un intento de derrocar un gobierno elegido.


El único lugar donde la oposición parece estar ganando amplio apoyo es en Washington.
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