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¿LA DIRIGENCIA DE LA OPOSICIÓN LE HACE EL VACÍO AL GOBIERNO… O A SÍ MISMA?


Dicen que la oposición ha decidido “hacerle el vacío” al gobierno. Aseguran que al no participar en la elección presidencial causaran un vacío de poder. Pero hay claros indicios de que, al menos en las actuales circunstancias, las fuerzas del antichavismo no están en capacidad de lograr ese efecto y que, por el contrario, podrían salir del trance con daños muy severos, que inhabilitarían su opción de llegar al poder, al menos por seis años más. El liderazgo contrarrevolucionario, queriendo hacerle el vacío al gobierno, podría terminar haciéndoselo a sí mismo.

Dicen que la oposición ha decidido “hacerle el vacío” al gobierno. Aseguran que al no participar en la elección presidencial causaran un vacío de poder. Pero hay claros indicios de que, al menos en las actuales circunstancias, las fuerzas del antichavismo no están en capacidad de lograr ese efecto y que, por el contrario, podrían salir del trance con daños muy severos, que inhabilitarían su opción de llegar al poder, al menos por seis años más. El liderazgo contrarrevolucionario, queriendo hacerle el vacío al gobierno, podría terminar haciéndoselo a sí mismo.


Algunos analistas y articulistas se han referido al fenómeno como un “vacío de oposición”, es decir el equivalente a un vacío de poder, pero no en el gobierno, sino en el lado de los que aspiran a serlo. 

Ya había habido síntomas de este vacío, pero no tan severos como los que se están presentando en las últimas semanas. Podría afirmarse que la dirigencia de la oposición avanza hacia el vacío absoluto. La decisión de no participar en las elecciones presidenciales del 22 de abril luce como un paso definitivo, tal vez irreversible en esa dirección.

El presidente Nicolás Maduro se ha preguntado cuál es la alternativa que se plantea la dirigencia de la MUD al negarse primero a firmar el acuerdo que se había trabajado en República Dominicana y, luego, a participar en los comicios presidenciales. Mucha gente se pregunta lo mismo, tanto en el bando del gobierno como en el de la oposición. 

La respuesta más obvia es que el liderazgo antichavista ha decidido apostar por la intervención externa. Es decir, que el vacío sería intencionalmente dejado para que lo llenen los actores extranjeros que, en estos momentos, son los más activos y virulentos frente a la Revolución Bolivariana.

En resumen, la respuesta a la duda de Maduro es que Estados Unidos, sus gobiernos aliados europeos y los lacayos de la región, planean encargarse directamente de asaltar el poder en Venezuela, tomarlo y entregárselo a quien consideren más conveniente. Bajo esta hipótesis, es incluso probable que no se trate de que los dirigentes de la alicaída MUD decidieron hacer esa apuesta, sino que se lo ordenaron. Es posible que la jefatura gringa les haya dicho: "Miren, ¿saben cómo es la cosa?, en vista de que ustedes no pueden ganarle al chavismo ni siquiera en medio de la peor crisis económica que hemos provocado en muchos años, nosotros vamos a encargarnos, pero, eso sí, ¡quítense del medio!".

La primera etapa de esa hipótesis (el plan de la intervención directa) no resulta para nada descabellada si se toma en cuenta la forma como se comportó el liderazgo de la MUD en los diferentes episodios del diálogo y, particularmente, en el patético momento de romperlo. Muchos síntomas indican que no fue una decisión autónoma, sino parte del instructivo de una jefatura que han resuelto desechar a los intermediarios.

Una segunda señal de lo que podría ser la determinación de actuar abiertamente ha sido el tono asumido por los voceros del poder imperial, desde el secretario de Estado, Rex Tillerson hasta el nuevo agente provocador en la embajada en Caracas, Todd Robinson, quienes andan, desembozadamente invocando una solución tipo Chile 73, es decir, buscando a un Pinochet que les haga el trabajo que la oposición “democrática” ha sido incapaz de ejecutar.

Pero los políticos más zamarros (incluso, los de la oposición) desconfían de la segunda fase de ese eventual escenario. Saben que aun suponiendo que las cosas salieran según el plan, es decir, que EEUU y sus compinches removieran al gobierno de Maduro sin generar con ello un conflicto de gran alcance, ello no significa que le traspasarían el poder a una dirigencia fracasada, al menos no en el corto y quizá tampoco en el mediano plazo. Sería demasiado riesgoso para el plan imperial. 

Al margen de lo que pueda significar para la dirigencia, el “vacío de oposición” es, ciertamente, un grave problema político para el país, pues nadie puede negar que un amplio segmento de la población, el que adversa a la Revolución Bolivariana, ha quedado sin referentes electorales, en la orfandad más despiadada. Allí es donde –más allá de la vuelta retórica- se puede observar el vacío. 

(Clodovaldo Hernández / @clodoher)

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