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Venezuela: Leopoldo Lopez, Juan Guaidó, Caprilez Radonski, Julio Borges, Maria Corina Machado, quienes son, de donde vienen, que los une, cuales son sus verdaderas intenciones?



En el seno de la derecha hay "líderes" más "sobresalientes" que otros. Un día los ricos de este país asumieron que no debían delegarle su trabajo a otros, como siempre sucedió en la era adeca - copeyana. Asumieron que no era tiempo para seguir patrocinando a "políticos de oficio" para que alcanzaran el poder para luego ellos controlarlos. Decidieron que tenían que ser ellos mismos quienes debían asumir las riendas de la política. Parece una confabulación gestada en un domingo familiar en el Country Club. Por eso la derecha es hoy un cónclave de castas familiares.

La cuestión se reduce a un lío de familias que pese a seguir teniendo poder económico, aspiran capturar nuevamente el poder político central que una vez controlaron y del cual mucho se beneficiaron. Lo que a continuación sigue no es secreto de Estado, como tampoco es teoría conspiranoica frenética de algún bloguero con mucha imaginación. Es información pública pero a la que los medios privados nunca hacen referencia. Veamos tres pequeños ejemplos en los que no aparecerán ni Ramos Allup, ni Pablo Medina, ni el cacique taparita Andrés Velázquez.

1. Leopoldo López Mendoza: Sobrino-nieto del viejo Eugenio Mendoza, empresario acaudaladísimo que fue dueño de la Cargill. Dueño de constructoras contratistas que en la era adeca hicieron una fortuna inmensa con negocios con el Gobierno. A lo largo del país hay urbanizaciones llamadas "Fundación Mendoza", que eran urbanismos privados para la clase media construidos por la empresa de esta familia. El viejo Eugenio también fue dueño del Banco La Guaira, Venepal y las cementeras Vencemos.

Esta familia es de la misma casta de los Mendoza de la Polar, quienes provienen de la línea del viejo Lorenzo Alejandro Mendoza Fleury, el abuelo del actual Lorenzo Mendoza que hoy dirige la Polar, familia de Leopoldo. La mamá de Leopoldo, Antonieta Mendoza, fue ex directora de Pdvsa, y fue quien corruptamente financió desde ahí el nacimiento del partido Primero Justicia. Gran parte de la fortuna familiar del viejo Eugenio fue expoliada o extraída del país por esa familia, pues grandes empresas como Cargill y Vencemos pasaron a manos de consorcios transnacionales luego de ser vendidas o, en su defecto, las compró a sobreprecio el mismo Estado venezolano en la era adeca, para luego privatizarlas a precio de gallina flaca. 

2. Henrique Capriles Radonski: la familia de CandiCapri proviene de los Capriles de Aruba, vieja casta de comerciantes y trata de negros en las Antillas. Su apellido Radonski proviene de su abuelo judío-polaco por vía materna. Al unirse ambas familias, hacen crecer un imperio donde figura la marca comercial de mayonesa Kraft, de cuyas acciones en Venezuela es dueño el papá de Henrique Capriles. También se hicieron de la red de cines Circuito Radonski, que compró muchos teatros en todo el país y evolucionó como la red hoy conocida como Cinex.

También es conocida la fortuna de la familia Capriles por poseer, desde hace más de 30 años, contratistas y constructoras cuyo cliente, dados los vínculos y negocios entre los dirigentes de la Cuarta y estas grandes empresas, siempre ha sido el Estado venezolano, pues, como sabemos, en aquel tiempo quienes colocaban a los políticos en sus cargos eran los mismos empresarios. También fueron dueños de la muy afamada cadena de medios de comunicación conocida como la Cadena Capriles, la más importante del país, que fue vendida en 2013 a una transnacional de medios, quedándose los mismos Capriles como socios. La Cadena preserva el nombre de la familia. 

Amigo de Leopoldo desde que venían del Country Club, y seguramente hueledores de perico, Capriles puede ser poco creíble como tipo de las clases populares así como él se vende. Se le ve el abolengo a leguas. La asociación en negocios de los Capriles-Radonski con los Mendoza viene desde la época en que el viejo Eduardo Mendoza (el padre de Eugenio Mendoza), ministro durante el gobierno de Rómulo Betancourt, comenzó a hacer negocios con los Capriles Radonski a expensas de su posición política.

3. María Corina Machado: Maricori es hija de Enrique Machado Zuloaga. Empresario. Si les suena el Zuloaga es porque tiene mucho que ver con Guillermo Zuloaga, ex dueño de Globovisión y socio del Banco Federal, el cual se fue a la quiebra luego de fraude bancario contra ahorristas, fugándose del país con todo y capitales. Esta familia tiene verdadero "abolengo", rastreable hasta la época de la colonia, como bien lo dijo el mismo Guillermo Zuloaga con orgullo frente a las cámaras de televisión. El apellido Zuloaga es de origen netamente vasco, habiendo establecido su casa solar en Oyarzun (Provincia de Guipúzcoa, País Vasco) desde mediados del siglo XVII. 

Entraron a Venezuela en tiempos de la famosa Compañía Guipuzcoana (1730-1785) para el cultivo y comercio del cacao y del añil, principalmente, así como la trata de esclavos. Han estado metidos en la política y en el poder económico desde siempre. Las asociaciones de esta familia con el poder son múltiples, desde José Nicomedes Zuloaga, quien fue político y militar en la era del presidente Julián Castro a mediados del siglo XIX, pasando por Ricardo Zuloaga Tovar, fundador de la Electricidad de Caracas, padre de Ricardo Zuloaga Pérez-Matos, quien también tenía vínculos familiares por medio de parientes anteriores (Martin Heráclito Pérez Coronado y Brigida Matos Páez) con la recordada barragana, Cecilia Pérez Matos, eterna novia no oficial del único que empezó pelabola en todo este marullo: "El Gocho" Carlos Andrés Pérez, Presidente de Venezuela dos veces y único en funciones depuesto de su cargo por corrupción. 

Los vestigios de la actitud esclavista en la familia Zuloaga persisten, pues por razones que generan suspicacia desde Guillermo Zuloaga hasta Maricori, se han visto constantes fijando posturas públicas en contra las reformas laborales como la Ley Orgánica del Trabajo, Trabajadores y Trabajadoras, sancionada por Chávez, y hasta por "la persecución de los empresarios". Esta gente sí está clara en su identidad de clase: son y se asumen como los amos del valle.

UNA REFLEXIÓN FINAL

A la vista de lo anteriormente expuesto, sería una locura no asumir que en Venezuela se desarrolla hoy, de manera abierta, una “lucha de clases” con nombres de protagonistas de primer nivel y todo. Por un lado, esta retahíla de ricachones, y por otro lado, tipos como Chávez, en su momento, y ahora como Maduro, autobusero caraqueño pelabola, que ni fue a la universidad y que es, habla y piensa como la mayoría del venezolano común. Si bien la lucha de clases es el motor de nuestra historia y es la médula del devenir en el contexto de nuestras relaciones de poder, a veces estos temas se reducen a menudencias, personas y apellidos, y ciertamente para ellos todo cambió cuando pusimos al Arañero de Sabaneta en el coroto.

Parece que un buen día para nosotros (los pelabolas) ellos se cayeron a palos y decidieron que entromparían a todo un país entero para retomar lo que literalmente era de ellos. Y así comenzó la historia de abriles de 2002, paros y sabotajes petroleros, guerras económicas, guarimbas y etcéteras. Digo que ese domingo de palos de whisky y caviar fue un buen día para nosotros, porque esto ratificó nuestro sentido de identidad política. Se asumió de manera abierta la confrontación de los grandes apellidos contra toda una mayoría social de excluidos imbuidos en la convicción de regir colectivamente los destinos de nuestro país.

Se abre paso un escenario de conflicto, de pugna, que siempre estuvo allí, que se gestó desde que las obscenas riquezas comenzaron a oprimir al pueblo. No fue una división que se le ocurrió a Chávez, esa división siempre estuvo allí y él la expuso al país de manera explícita y en horario infantil.

Con la oligarquía no aplica la reconciliación. No puede haber reconciliación pueblo-oligarquía. Para que hubiera reconciliación primero tuvo que haber afecto, y tal cosa nunca existió. Ellos son ellos, nosotros somos nosotros, por lo tanto ellos no nos deben gobernar a nosotros; nosotros nos gobernamos a nosotros. De la gran oligarquía sólo se puede esperar su acción directa para someternos, para controlar el poder en toda su extensión. Así son las oligarquías, es esa su naturaleza. Y nuestro deber político e histórico es derrotarlos.

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